Tras estar retirado un tiempo por
vacaciones voluntarias, estoy por aquí de nuevo y vengo con una historia corta
que me sucedió recién esta semana que paso.
Todo comienza un sábado cualquiera
cuando me disponía salir hacer ciertas diligencias y mi hermano el ingeniero me
llama para que lo pase a buscar para que lo acompañe a hacer ciertas averiguaciones,
yo le informo que no tendría problema y le digo que me espere listo; cuando me
dispongo a salir luego de abordar a la verdadera esta no quiere encender cosa
rara porque siempre prende al toque, mis cortos conocimientos de mecánica general
me indican que se trata de un problema de batería baja.
Cuando me apeo de la verdadera y
abro el bonete para revisar me doy cuenta efectivamente que la batería esta
baja porque no quiso ni siquiera encender una lámpara portátil que tengo para
casos de emergencias, solamente atino a cruzar los brazos y a echar un chuipi;
como no me queda de otra necesito que me ayuden con un jumpeo pero miro para
todos los lados y me doy cuenta de que estoy solo. Tomo mi teléfono inteligente
y cuando busco en la lista de contactos para marcarle a alguien para que me
venga auxiliar me siento incrédulo porque no se me ocurre nadie que me pueda
echar una mano, ironías de la vida debido a que soy yo quien salva a todo el
mundo.
Por asuntos de logística marco al
que me queda más cerca, nada más y nadie menos que al TTP y para mi extrañeza
este individuo no contesto ninguno de sus números, tanto el personal como el
residencial; vuelvo y reviso mi listado y después de echarle un vistazo desde
la “A” hasta la “Y” me quedo analizando que hay gente de mas en el mundo.
No me queda de otra que llamar a
mi hermano el ingeniero para que me rescate, le doy las indicaciones precisas
de donde me encuentro ubicado para que salga a rescatar al rescatador por
excelencia. Luego de casi 20 minutos de darle carga directa de batería a batería
la dichosa verdadera le dio el deseo de encender, como ya sé que el
problema de la descarga de la batería se debe a una falta de generación decido
dejar a la verdadera en la casa y salir en otro vehículo para comenzar hacer
las diligencias que estaban pendientes del día.
A todo esto no había podido
desayunar por las condiciones antes dadas tuve que hacer una parada rápida en
un puesto de empanadas donde me abroche dos más un juguito porque no sabía cuándo
volvería a mi casa.
Luego de varias horas de rodar
por las principales avenidas de la ciudad y con la pendencia de que tenía que
arreglarle el asunto de la generación a la verdadera se me introdujo un leve
dolor en el cráneo que casi me deja loco.
No pasa bien este percance y a
los pocos días para arreglarme lo que queda de semana se me azara cuando un
dichoso motorista decide frenar conmigo en una de las puertas de la verdadera,
gracias a Dios que estoy dentro de mi circulo zen y que me dedico a un trabajo
donde la paciencia tiene que ser cultivada porque los motoristas siempre tienen
la razón (al menos eso es lo que ellos creen).
Pasado un rato de discusión nos pusimos de acuerdo y cada quien iba ir a
hacer su reporte a la amet, obvio que de mi bolsillo no iba a salir nada porque
evidentemente este individuo salió de la nada para pegarse a mí con complejo de
calcomanía.
Y
para ponerle la guirnalda al pastel se me picha dos veces la misma goma trasera
en diferentes días, no me quedo de otra que tomarlo chilin, reírme para no
llorar y cogerlo con calma porque al parecer las estrellas se alinearon para
darme una tanda por no haberme pasado nada en diciembre.
P.D.: casi se me olvida comentar
que el TTP me llamo horas después del incidente de la descarga de la batería,
cuando le explico para que lo llamaba este se me burla por teléfono puesto que
me dice que aunque hubiera aparecido no me podía ayudar porque no cuenta con
los cables para jumpear.
Está visto que este hombre solo sirve
para que me acompañe a beber….