lunes, 18 de junio de 2012

Me quede fuera de mi casa anoche


La siguiente historia aunque es corta me resulto graciosa debido a la precariedad que esta joven se impuso por tener la mente en el mismo bosque donde venia caminando caperucita.

Ella cuenta lo siguiente mientras yo la entrevistaba:

Me levanto como siempre todas las mañanas con mis rutinas preparadas y las cosas se me complicaron cuando llego el momento de salir de mi casa por la mañana, me percato de que están lavando las escaleras del frente así que tomo la decisión de salir por la puerta de atrás pero de buena bruta me devolví a ponerle los pestillos a la puerta de entrada principal, regreso a la puerta de atrás le puse candado, tiro las llaves hacia adentro y me fui para el trabajo. (Hasta ese punto no entendí el tirar la llave para adentro, pero recordé que su mente andaba con caperucita).

Me desempeño en mis labores con la mayor de las normalidades y a la hora de salida me dirijo hacia mi casa con un explote full. Cuando llego a las 9 y pico de la noche subo mis escaleras para acceder a la puerta principal, cuando meto la mano en la cartera para sacar las llaves fue que me di cuenta de la estupidez que había hecho esta mañana.

Di la vuelta para ver desde la ventana de atrás que tan lejos había caído la llave para ver si la podía jalar pero si mis cálculos no me fallan estaba como a 8 pies de distancia, así que rápidamente descarto el palo de escoba ya que no tengo los brazos largos de basquetbolista; miro a mis alrededores y quito el cordel de tender la ropa más cercano se lo amarre a mi otras llaves del carro que pesan bastante y se las tire a las otras encima (claro después de varios intentos) lo cual me tomo como una media hora para conseguir tal logro que debería tomarse en cuenta como deporte extremo; a todo esto los perros del vecino de al lado me ladraban a dos manos.

Yo como entrevistador le hice la misma pregunta que ustedes están pensando: Y por qué no llamaste a alguien de tu casa para que te llevara una copia de las llaves?

Respuesta: porque todas las copias de las llaves del candado de atrás estaban dentro de la casa.

Moraleja: ande con copia en su vehículo o en mejores condiciones déjele copias a un amig@ para que cosas como estas no le pasen o mejor aun no deje la mente en el bosque de caperucita.

lunes, 4 de junio de 2012

El Orquidiometro



Me invitan (bajo los efectos del chantaje) a hacer un recorrido por ciertos lugares detrás del preciado regalo de madre; que bien tengo para decir que no es más que un lucrativo día comercial para que algunos se llenen los bolsillos. Pero aquí no importa la opinión de este peón en la tabla de ajedrez llamada vida.

Ya de pie y listo para la tarea del día tenia la falsa sensación de que no solo era ir al orquidiometro y comprar una orquídea (una planta igual que las otras) sino que más bien me iban a meter en una encrucijada.

Luego de atravesar toda la ciudad (prácticamente) y de perderme por no activar el GPS interno llegamos al sitio tan aclamado donde se supondría que haríamos contacto con la naturaleza específicamente con la flora, error que más adelante contare.

El asunto fue que me encontré rodeado de una planta no muy típica pero si llena de seguidoras que se abrían pasos a codazos (muy por debajo de la vista común).

Yo no le vi la gran cosa (muchas piensan: “hombre, tenía que ser”) pero siendo honestos es una planta como todas las demás que posee la misma estructura  ósea pero que salvo al precio astronómico que tiene no hacen más que existir.

Dentro de la belleza de este capítulo y no es por las decenas de orquídea que me rodean, las cosas se ponen interesante, primero el sitio es un orquidiario que queda lejísimos, le cambie el nombre porque la que me chantajea me puso a dar vueltas alrededor buscando la mejor para regalar, pero voy más lejos también tuve que fungir como modelo exhibicionista a tal grado que otra señora por confusión me pregunta si tienen de una que tenia cargada en la mano algo más pequeña; la confusión para mis adentros creo que se debió a mi color porque vi a otro compañero con la misma tez cargando y regando plantas en el lugar.

Más aun hice las veces de controlador de precios (cosa que inespre debería tomar en cuenta) porque tuve que ayudar a escoger un precio asequible sin que esto lesionara la belleza de la planta. Ósea que también preste mi visión y finalmente tuve que ser juez para declarar a la planta ganadora cual certamen de belleza.

Pero no todo es alegría ahora en breve le cuento la peripecia: resulta que la logística para envolver (si porque las adornan), pagar e irse es mas enredado que quitar las luces de navidad del arbolito.

Primero si vas a envolver una fila, eso me parece bien lo que no está bien es que la fila cruce todo el lugar; lo segundo es que hay otra fila para registrar el precio cosa que no entendí porque el precio ya viene puesto en la planta, y tercero otra fila de carajo para pagar, les hablo que las tres filas se entre cruzan y siempre hay un@ viv@ que se cuela cual café de la tarde.

La vaina se puso sabrosa cuando una señora se pone a discutir con un señor por un puesto que supuestamente el segundo le había usurpado, la señora empieza a despotricar y se va, al poco rato regresa a despotricar mas y el señor en medio del calor y apretujados por la cantidad de gente le hecho un “San Antonio” que remedio el lugar.

Todos nos miramos con sorpresa por aquella acción pero la señora no dejaba el tiki-tiki, casi todos pensamos que el señor le volaría arriba a la doña porque no se callaba pero no paso a mayores, lo cómico es quien que factura es un paisano de algún país del lejano oriente y este seguía en sus menesteres con una sonrisa algo burlesca así como la de la mona lisa.

Cuando paso todos los controles y chequeos antes de salir le comento a mi compañera de travesía que si hubiese sido por mi le pego el tarro al señor que por cierto era de frente muy amplia, a lo que ella me dice que no valdría la pena tal acción porque la señora es fija en el lugar y siempre tiene roce con alguien más cada vez que va.

Finalmente salgo de aquel lugar con la afortunada en mano y me dirijo hacia la verdadera donde el vaporicio se deja sentir inmediatamente uno abre las puertas con la esperanza de recoger y cruzar hacia la selva de cemento que pertenece a la zona oriental, pero que iluso fui al creerme eso.

No saliendo bien del lugar de los hechos me informan que en el camino hay que hacer otra parada técnica, de esas paradas que sabes a qué hora entras pero no a qué hora terminas de dar vueltas porque van departamento por departamento viendo todos los artículos para el final como en este caso salen con dos cositas en la mano.

En aquel lugar desde que entre hasta que Salí estuve rodeado de féminas que andaban haciendo sus compras para regalar del día de las madres. Me sentía asediado por las miradas acusadoras y voraces del escuadrón por toparse con un varón entre ellas, hasta la seguridad me miraba con sigilo mientras deambulaba por los pasillos interminables llenos de chucherías que solo las mujeres deben de apreciar.

Luego de una hora y con una cara lánguida se apiadaron de esta criatura y me sacaron de aquel lugar en recompensa me llevaron a comer fastfood a donde una señorita que le dicen Wendy y me di el verdadero atracón, ya terminado esa vuelta si tome rumbo hacia el hogar a donde llegaría a descansar un buen rato.

Nota al margen: este artículo se escribe desde un teléfono semi-inteligente y bajo las presiones de la que la chantajea para que haga rápidamente su publicación.

Segunda nota al margen: se hace público en el día de hoy porque se saco tiempo para esto.