Me invitan (bajo los efectos del chantaje) a hacer un
recorrido por ciertos lugares detrás del preciado regalo de madre; que bien
tengo para decir que no es más que un lucrativo día comercial para que algunos se
llenen los bolsillos. Pero aquí no importa la opinión de este peón en la tabla
de ajedrez llamada vida.
Ya de pie y listo para la tarea del día tenia la falsa sensación
de que no solo era ir al orquidiometro y comprar una orquídea (una planta igual
que las otras) sino que más bien me iban a meter en una encrucijada.
Luego de atravesar toda la ciudad (prácticamente) y de
perderme por no activar el GPS interno llegamos al sitio tan aclamado donde se supondría
que haríamos contacto con la naturaleza específicamente con la flora, error que
más adelante contare.
El asunto fue que me encontré rodeado de una planta no muy típica
pero si llena de seguidoras que se abrían pasos a codazos (muy por debajo de la
vista común).
Yo no le vi la gran cosa (muchas piensan: “hombre, tenía que
ser”) pero siendo honestos es una planta como todas las demás que posee la
misma estructura ósea pero que salvo al
precio astronómico que tiene no hacen más que existir.
Dentro de la belleza de este capítulo y no es por las decenas
de orquídea que me rodean, las cosas se ponen interesante, primero el sitio es
un orquidiario que queda lejísimos, le cambie el nombre porque la que me
chantajea me puso a dar vueltas alrededor buscando la mejor para regalar, pero
voy más lejos también tuve que fungir como modelo exhibicionista a tal grado
que otra señora por confusión me pregunta si tienen de una que tenia cargada en
la mano algo más pequeña; la confusión para mis adentros creo que se debió a mi
color porque vi a otro compañero con la misma tez cargando y regando plantas en
el lugar.
Más aun hice las veces de controlador de precios (cosa que
inespre debería tomar en cuenta) porque tuve que ayudar a escoger un precio
asequible sin que esto lesionara la belleza de la planta. Ósea que también preste
mi visión y finalmente tuve que ser juez para declarar a la planta ganadora
cual certamen de belleza.
Pero no todo es alegría ahora en breve le cuento la
peripecia: resulta que la logística para envolver (si porque las adornan),
pagar e irse es mas enredado que quitar las luces de navidad del arbolito.
Primero si vas a envolver una fila, eso me parece bien lo que
no está bien es que la fila cruce todo el lugar; lo segundo es que hay otra
fila para registrar el precio cosa que no entendí porque el precio ya viene puesto
en la planta, y tercero otra fila de carajo para pagar, les hablo que las tres
filas se entre cruzan y siempre hay un@ viv@ que se cuela cual café de la
tarde.
La vaina se puso sabrosa cuando una señora se pone a discutir
con un señor por un puesto que supuestamente el segundo le había usurpado, la
señora empieza a despotricar y se va, al poco rato regresa a despotricar mas y
el señor en medio del calor y apretujados por la cantidad de gente le hecho un “San
Antonio” que remedio el lugar.
Todos nos miramos con sorpresa por aquella acción pero la
señora no dejaba el tiki-tiki, casi todos pensamos que el señor le volaría arriba
a la doña porque no se callaba pero no paso a mayores, lo cómico es quien que
factura es un paisano de algún país del lejano oriente y este seguía en sus
menesteres con una sonrisa algo burlesca así como la de la mona lisa.
Cuando paso todos los controles y chequeos antes de salir le
comento a mi compañera de travesía que si hubiese sido por mi le pego el tarro
al señor que por cierto era de frente muy amplia, a lo que ella me dice que no valdría
la pena tal acción porque la señora es fija en el lugar y siempre tiene roce
con alguien más cada vez que va.
Finalmente salgo de aquel lugar con la afortunada en mano y
me dirijo hacia la verdadera donde el vaporicio se deja sentir inmediatamente
uno abre las puertas con la esperanza de recoger y cruzar hacia la selva de
cemento que pertenece a la zona oriental, pero que iluso fui al creerme eso.
No saliendo bien del lugar de los hechos me informan que en el
camino hay que hacer otra parada técnica, de esas paradas que sabes a qué hora
entras pero no a qué hora terminas de dar vueltas porque van departamento por
departamento viendo todos los artículos para el final como en este caso salen
con dos cositas en la mano.
En aquel lugar desde que entre hasta que Salí estuve rodeado
de féminas que andaban haciendo sus compras para regalar del día de las madres. Me sentía asediado por las miradas acusadoras y voraces del escuadrón
por toparse con un varón entre ellas, hasta la seguridad me miraba con sigilo
mientras deambulaba por los pasillos interminables llenos de chucherías que
solo las mujeres deben de apreciar.
Luego de una hora y con una cara lánguida se apiadaron de
esta criatura y me sacaron de aquel lugar en recompensa me llevaron a comer
fastfood a donde una señorita que le dicen Wendy y me di el verdadero atracón,
ya terminado esa vuelta si tome rumbo hacia el hogar a donde llegaría a
descansar un buen rato.
Nota al margen: este artículo se escribe desde un teléfono semi-inteligente
y bajo las presiones de la que la chantajea para que haga rápidamente su publicación.
Segunda nota al margen: se hace público en el día de hoy
porque se saco tiempo para esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario