Una mañana
templada de otoño, donde se ven las hojas cayendo de los arboles me levanto
pensando que será un día común (no podía estar más desubicado de la realidad).
Ya sabía de
antemano por el constante asedio del estimado ttp que teníamos que hacer unas
cuantas cosas mecánicas al dálmata ese día, pero presumía que eran cosas de
rutina que no me llevarían toda la mañana, pero más cerca de mi cual cazador
acechando a su presa me estaba observando desde cerca la verdadera para hacer
unas de sus jugarretas, que vale decir que tenía rato que no hacia una pero la
de hoy como las demás sin precedentes previos.
Pues resulta que
hacía días que le sonaba un campaneo a la verdadera pero asumía que eran cosas típica
de un vehículo entrado en edad; recordé una vez más de mala forma que cuando a
un vehículo le suena algo mande a revisar porque no es normal que le suene
nada.
La verdadera se
puso obstinada y no quiso moverse, imagine que tenía algún problema con la
goma, creía que era asuntos de frenos que había que cambiarle bandas y
resuelto; el primer error del hombre común es que asume y presume sin buscar la
opinión de un experto en la materia, cuando llamo al facultado en el área y le
explico lo que me está pasando me contesta que eso es un problema más grave que
simple frenos, nos ponemos de acuerdo para pasarlo a buscar y venga hacer un
chequeo a ver de qué se trata el asunto.
Luego de un rato
y sin señales del ttp en la zona, el facultativo comienza con los aprestos para
quitar la goma y ver qué es lo que pasa con la verdadera que ya no quiere
caminar, lo primero que me dice es que el problema no es de frenos (a lo que me
sentí aliviado por solo 20 segundos), tu problema es de rodamientos AKA caja e
‘bolas, se rompió una de ellas y el centro se quedó soldada, habrá que romper
para sacar y salir a comprarla.
Creía que el
asunto era sencillo pero una vez más el asumir me iba a costar caro, mientras
se evalúa la situación y con una mano en la cabeza y la otra en el bolsillo
izquierdo roto de mi pantalón hace su aparición triunfante y con una sonrisa
algo burlesca el ttp desde el más allá parte atrás. Me pregunta : que hiciste
creatura, yo le contesto: que nada, que la hija de la gran pudiera decirle algo
de la verdadera rompió una vaina y por lo que se ve el asunto es serio, el ttp
jocosamente me dice que ese no es su problema, que lo lamenta mucho pero que me
acuerde que tenía que ayudarlo con su asuntico que se podía resolver con nada,
aunque parezca insensible su comentario yo no me lo tomo a mal porque en
realidad si teníamos una cita previa en donde yo le ayudaría, pero le dije que tenía
que tomar un turno porque lo mío era para hace dos días.
El clima no
estaba a nuestro favor ya que el sol se oculta desde el este gracias a una nube
grisácea que se veía preñada de agua; tuve que ir en búsqueda de un paraguas
playero que tenemos guardado por si la susodicha decide caer.
La situación se
comienza a complicar cuando el facultativo me pide en vez de un martillo una mandarria,
porque los trozos no quieren ceder y hay que entrarle como la conga para que
salga, el ttp me mira con cara de que ahora fue que la macaste, me tuve que
resignar a la idea de que posiblemente el asunto se complicaría más. Admito que
tengo la boca como un chivo ya que lo que digo se da de una forma asombrosa,
debido a que pasado un rato de golpes con un corta frio la pieza dice que no va
a salir, me explica el facultativo que la opción más viable es que se desarme
el brazo completo porque es posible que en caso de no salir habrá que comprar y
así mismo comienza la lluvia a caer, aparentemente me la mandaron desde los
cielos porque la temperatura interna de mi cuerpo comenzaba hacer ebullición,
pero como el ttp estaba cerca con su jocosidad no se dio cuenta de mi
incomodidad y al final tuve que recordar que estaba en modo zen-ermitaño y que había
que tomarlo con calma.
Siempre digo que
todo problema tiene una posible solución y que lo menos que puede pasar es que
no se resuelva el asunto ese día (obvio que sí) porque no podía cortar la ruta ya
que había otros que dependían de mí. Pero las cosas se agravan bajo lluvia y
con paraguas en manos el brazo a desmontar se le entro por todos lados y no
quiere quitarse, para ir quitando cosas de mi mente le digo al ttp que se meta para
la casa ya que él es de azúcar no se debe de mojar y solo atina a darme una
mirada helada.
Finalmente se
apea todo y yo hago unas cuantas llamadas telefónicas para ver dónde puedo
encontrar el repuesto y sobre todo que me salga económico para que el dolor sea
menos duradero; nos montamos los tres elementos y la pieza en el sustituto y
comenzamos la búsqueda, era obvio que teníamos que cruzar para el otro lado del
charco puesto que es allí en donde aparece de todo y a módico precio siempre
que se sepa buscar. Fuimos a varios sitios y efectivamente la pieza aparece pero
con algunas diferencias que a la vista parecen simples pero que son muy
importantes para el manejo del vehículo, entre tanto el ttp me recuerda que también
andamos detrás de una cosita para el dálmata, le informo que su turno no ha llegado
que tiene que esperarse, aun la desesperación no me invade pero está a la
vuelta de la esquina.
Pero surge una
posible solución a todos mis problemas (en mi mente retorcida era prenderle
fuego a todo y hacerme el loco) y era que buscáramos una prensa o torno donde
volaran la caja e ‘bola y así se hizo encontramos un local donde hacen trabajos
a precios que mi bolsillo bueno podía costear y me dicen que volviera en una hora
que ese asunto estaría listo. Ese lapsus de tiempo lo íbamos aprovechar para
picar algo y zancajear la pieza para el dálmata y se leerá exagerado pero
rodamos por todas las villas conocidas en donde están instaladas tiendas de repuestos
nuevos y usados detrás de la fatídica pieza del dálmata y mientras más se
buscaba más variaban los precios y en un momento dado le puse la mano en el
hombro derecho al ttp y le dije: bienvenido a mi mundo.
La lluvia seguía
en su buena, llega el momento de buscar el brazo aquel y para mi sorpresa se resolvió
el asunto, la felicidad se me desbordaba porque se resolvió con prácticamente nada
pero la otra cara de la moneda era la del ttp que seguía sin inmutarse ante el
desconsuelo de que no apareció lo suyo al menos del lado que se buscaba pero
aprendió que no puede salir solo a buscar nada porque se puede perder en
cualquier momento si no anda con su GPS personal (ósea Yolanda).
Como llego la
hora de yo continuar la ruta doy indicaciones al ttp como segundo al mando de
las operaciones pendientes y les digo que vuelvo como dentro de dos horas para
entonces meter mano con lo del dálmata y así esperar que la verdadera este
lista. Y salgo en el sustituto hacer mi recorrido, pero hice un par de llamadas
estratégicas y lo que parecía ser largo resulto ser corto y regreso a la casa
en media hora para atrás y me fije que ya la verdadera estaba setiada y lista. Pero
tanto el facultativo como el ttp me miran con cara de asombro y me preguntan:
que paso, a lo que respondo que ya la ruta se terminó por la tarde de hoy
porque tenía otros asuntos pendientes, el ttp me mira con cara de incredulidad
pero lo acepta como bueno y valido porque sabía que todavía teníamos que
averiguar en la zona lo de su pieza y se puede agregar que la dicha lo persigue
porque sin muchas vueltas apareció, se montó y el ttp partió hacia su casa como
si no hubiera pasado nada.
Hay que prestarle asunto a los sonidos de los carruajes. Claro, cuando se tiene buen apoyo apoyo económico
ResponderEliminarse hace necesario..
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