lunes, 3 de septiembre de 2012

Se me cayó el cielo encima.


A veces no nos acordamos que vivimos en un país tropical y que como consecuencia de eso tenemos que lidiar con ciertas cosas que nos trae la naturaleza, tal es el hecho de huracanes, tormentas, ondas tropicales, vaguadas y demás familiares.

En mi caso quien le escribe no estuvo exento de un hecho que pudo costarme no la vida pero si una lesión que no es para reírse. Pero que si juzgamos bien, todo pasa para algún fin.

Todo sabemos cómo se pone nuestro país cuando llueve ligeramente, pues imaginen una semana constante de lluvias más el aviso de una tormenta con amenaza de convertirse en huracán categoría uno, oigo a los sabios hablar sobre la materia pero no entiendo ni pio de lo que dicen, yo solo sé que es agua lo que viene para acá y que como siempre hay que estar atentos a los boletines y a las advertencias que dan.

Esperando que llegue el fenómeno natural sigo mis labores diarias de asalariado, obviamente los jefes están al tanto de la situación y nos dicen que en cualquier eventualidad se tomaran medidas preventivas pero que continuemos con nuestras labores con normalidad. Total estábamos seguro bajo techo así que no nos estábamos mojando dijo uno  por ahí.

La cuestión es que salgo de mi casa rumbo a las oficinas y tomo posesión de mis féferes y comienzo mi jornada de trabajo normal, afuera se abrió el cielo y comienza a llover a cantaros. Pero como en verdad no nos estamos mojando pues yo me quito de lluvia y sigo en lo mío sin distracción.

Luego de un rato se oye como un rugido desde lejos hasta que llega a donde me encuentro sentado y se oye un ruido fuerte y de buenas a primeras sin mediar palabras el techo se cayó, obviamente estamos hablando del techo falso hecho a base de plafones porque si no esta historia seria contada de otra manera, créanme.
En el hecho mientras esto ocurría tenía una llamada de un cliente que lo único que se me ocurrió decirle fue: ahora si empate, se nos cae el techo del cielo.

De los compañeros que  nos encontramos en la escena del desastre yo fui el menos perjudicado, porque solo me dio encima dos plafones pero que eso es de un material que no duele, ahora hubo a uno que le cayó una lámpara encima dándole en un hombro y a otra casi le raya la cara una varilla de metal; esta última se dio el susto de su vida porque no se esperaba una cosa así y más aun que no tiene mucho que recién se opero de la vista para no usar mas lentes.

 La situación se volvió de pánico porque lógicamente el cielo raso no servía para nada, pero cuando nos paramos y vimos todo alrededor nos dimos cuenta que los únicos afectados fuimos lo que estábamos sentados en esa esquina porque a los demás no les paso nada por suerte.

Yo  lo tome variado porque total que mejor forma de ir al cielo cuando este llega sobre ti y por demás es material para seguir escribiendo peripecias. Que luego pensé que como ya no estaba rodando en las calles creí que no sucederían más cosas para contar pero por lo visto esto seguirá no importa en el ambiente en que me encuentre.  


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