A veces no nos acordamos que vivimos en un país tropical
y que como consecuencia de eso tenemos que lidiar con ciertas cosas que nos
trae la naturaleza, tal es el hecho de huracanes, tormentas, ondas tropicales,
vaguadas y demás familiares.
En mi caso quien le escribe no estuvo exento de un
hecho que pudo costarme no la vida pero si una lesión que no es para reírse. Pero
que si juzgamos bien, todo pasa para algún fin.
Todo sabemos cómo se pone nuestro país cuando
llueve ligeramente, pues imaginen una semana constante de lluvias más el aviso
de una tormenta con amenaza de convertirse en huracán categoría uno, oigo a los
sabios hablar sobre la materia pero no entiendo ni pio de lo que dicen, yo solo
sé que es agua lo que viene para acá y que como siempre hay que estar atentos a
los boletines y a las advertencias que dan.
Esperando que llegue el fenómeno natural sigo
mis labores diarias de asalariado, obviamente los jefes están al tanto de la situación
y nos dicen que en cualquier eventualidad se tomaran medidas preventivas pero
que continuemos con nuestras labores con normalidad. Total estábamos seguro
bajo techo así que no nos estábamos mojando dijo uno por ahí.
La cuestión es que salgo de mi casa rumbo a las
oficinas y tomo posesión de mis féferes y comienzo mi jornada de trabajo
normal, afuera se abrió el cielo y comienza a llover a cantaros. Pero como en
verdad no nos estamos mojando pues yo me quito de lluvia y sigo en lo mío sin distracción.
Luego de un rato se oye como un rugido desde lejos
hasta que llega a donde me encuentro sentado y se oye un ruido fuerte y de
buenas a primeras sin mediar palabras el techo se cayó, obviamente estamos
hablando del techo falso hecho a base de plafones porque si no esta historia
seria contada de otra manera, créanme.
En el hecho mientras esto ocurría tenía una llamada
de un cliente que lo único que se me ocurrió decirle fue: ahora si empate, se
nos cae el techo del cielo.
De los compañeros que nos encontramos en la escena del desastre yo
fui el menos perjudicado, porque solo me dio encima dos plafones pero que eso
es de un material que no duele, ahora hubo a uno que le cayó una lámpara encima
dándole en un hombro y a otra casi le raya la cara una varilla de metal; esta última
se dio el susto de su vida porque no se esperaba una cosa así y más aun que no
tiene mucho que recién se opero de la vista para no usar mas lentes.
La situación
se volvió de pánico porque lógicamente el cielo raso no servía para nada, pero
cuando nos paramos y vimos todo alrededor nos dimos cuenta que los únicos afectados
fuimos lo que estábamos sentados en esa esquina porque a los demás no les paso
nada por suerte.
Yo lo tome
variado porque total que mejor forma de ir al cielo cuando este llega sobre ti
y por demás es material para seguir escribiendo peripecias. Que luego pensé que
como ya no estaba rodando en las calles creí que no sucederían más cosas para contar
pero por lo visto esto seguirá no importa en el ambiente en que me encuentre.