La historia que se
relata a continuación, es verídica y le paso a una amiga que por tratar de
hacer las cosas muy bien le salieron muy mal; y es una lección aprendida de que
las cosas es mejor hacerla de manera tradicional y obviar la modernidad en un país
que aun no se encuentra preparado para dar el salto.
Lean y aprendan,
pero no olviden reírse…
Aparentemente tengo
que tener alguna maldición en cuanto a los impuestos del gobierno porque
sinceramente que cada vez que me toca comprar uno la cosa se me pone color
hormiga.
En este caso me ha
tocado comprar un impuesto para una carta de buena conducta, esto lo tengo que
hacer para poder re-inscribirme en la universidad (algo que no entiendo), pero
es uno de los requisitos, así que, pa`lante.
Como para casi todo el impuesto se sabe que hay que comprarlo en aquel banco que le pertenece al gobierno y al que casi nadie nunca va (sarcasmo y mucho), decido ver si hay alguna manera mas fácil para hacerlo (digna dominicana). Cual tecnológica que soy, y pensando que quizás mi país este lo suficientemente avanzado para que las cosas funcionen de una manera más eficaz, me voy a la página de internet de tal banco. Oigo alabanzas y veo la luz divina cuando me doy cuenta que en la pagina hay una opción para comprar el impuesto en línea, soy feliz. Como no tengo balance en la cuenta, voy y hago fila a otro banco (gracias a Dios, y que no había nadie) hago el retiro y vuelvo al banco de mis dilemas a hacer el depósito de lugar para poder hacer la compra.
Permítanme hacer una pausa aquí para aquellos que se preguntan que porque simplemente no compre el impuesto ahí mismo. Resulta que en el lugar donde laboro tienen ventanillas de dos de los principales bancos del país, el de mis dilemas y aquel otro en el que tengo cuentas. Lo único lamentable es que en la ventanilla no venden los impuestos. Dígase que aunque deposito y retiro se me hacen mas fácil y rápidos, no ofrecen todos los servicios que ofrece una sucursal y por ende la compra por internet (nunca tuve que salir de los rededores laborales ni desperdiciar mi tan valiosa hora de almuerzo).
Bueno, continuando con la narrativa vuelvo a mi oficina y me digno a ir a la página de internet nuevamente y a hacer la transacción. Todo va perfecto e imprimo la confirmación del impuesto (tengo la hoja en mis manos). Al día siguiente me dirijo a aquella oficina pública donde debo solicitar el documento. Debo aclarar que el día anterior llame a la oficina pública para confirmar el horario, la secretaria me confirma que empiezan las labores a las 7:00 am, lo que me alegra porque así llego a tiempo al trabajo para poder desayunar en paz.
Como
persona puntual llego a las 7:00 am a la oficina publica...Oh sorpresa, ya hay
una fila y, nuevamente como oficina pública al fin, no están abiertos. Uno de
los guardianes nos dice que a las 8:00 am es que empiezan (ya me ruge el
estomago cual rey león). Nada, mientras espero decido gastarle un poco la batería
al celular y jugar el juego de las joyas y los colores. A las 8:00 am me alegro
un poco (después de haber pasado una hora en pie escuchando a un grupo de
personas quejarse de absolutamente todo) porque ya vamos a iniciar y me va a
dar tiempo suficiente para deleitarme comiendo (que ingenua soy, se me olvida
donde vivo). Claro está, no comenzamos a las 8:00 am una supervisora sale, después
que un señor montara tremendo espectáculo por la tardanza, para decir que
empezamos a las 8:15 am ayyyy mi estomago!
A las
8:15 am, ciertamente empieza la línea a moverse. Algo me dice, así como que una
voz salida de la nada, que es posible que el impuesto no funcione. Entro al
edificio, y los cajeros, para mi felicidad, están manejando las cosas lo suficientemente
rápidas, excepto por una señorita. Alzo mi vista al techo (no hay cielo) y
emito una pequeña oración para que no me toque ella. Adivinen quien me toco? Si,
ella misma, la más lenta de todas, Ohhh mi estomago!. Ella toma mis documentos.
Pasa un minuto. Vuelve e introduce la información en la computadora. Pasa otro
minuto. Veo que sus ojos van de los documentos a la pantalla. Pasa otro minuto.
Para aquellos que no lo saben, no soy muy conocida por mi paciencia, no por
lidiar bien con personas incompetentes. Un poco exasperada le pregunto a la
joven "algún problema", pasa otro minuto antes que ella me responda y
ya quiero saltar y estrangularla pero me contengo. Ella con los ojos mas
distorsionados que un hombre después de haberse... bueno, eso... me dice,
"el impuesto no sirve". Respiro profundo y en la voz más calmada que
puedo sacar le pregunto "como que no sirve", "que no sirve, que
en el banco no se completo la operación". Vuelvo y respiro y como me
criaron para ser educada. "Joven, pero usted tiene el comprobante en la
mano, por favor explíqueme mejor". Ella pone la cara como Bubba de Forest
Gump "Bueno, en el sistema del banco no aparece ningún impuesto bajo su
nombre, como usted lo compro?" "Por internet joven" "ay
pero es eso, tiene que llamar al banco para que ellos le expliquen mejor";
Para no explotar como un volcán, tomo mis documentos y me voy.
Al
llegar a mi oficina, y después de desayunar a media (ya mi humor va en picada y
sin mi desayuno voy peor), llamo al banco y me dicen, después de
mas de 20 minutos en espera, que debo ir a una sucursal para hacer una reclamación
y ellos devolverme el dinero debitado. Mi cabeza dice "eso no tiene
sentido, para que ofrecen el servicio en línea si no funciona, y porque carajos
debo ir a una sucursal si era exactamente lo que estaba tratando de
evitar". Opto por no decirle nada a la joven ya que llevo bastante tiempo
en el teléfono y el oído lo tengo más caliente que un fogón de fonda y la incomodes
me está dando acidez.
Obviamente
ya perdí el tiempo en este día, así que decido ir a comprar el impuesto al
siguiente día. Claro está, el diablo es sucio y nunca duerme en su casa,
todo se me complica, el banco de mis suplicios abre a las 9 am y yo entro al
trabajo a las 8:30 am, entonces decido dejarlo para la tarde después que salga
del trabajo.
Anja! se
me había olvidado que tenía un compromiso, así que nuevamente lo pospongo para el
día siguiente después del trabajo, por aquello de que hay ahora plazas o
"Malls" que tienen sucursales hasta las 8:00 pm, tiempo suficiente,
no?...
Salgo de
mi trabajo y me dirijo a aquel que queda en una de las vías principales de la
cuidad, por allá por el centro. Llego y voy a hacer la fila pero hay más de 20
personas en fila y lógicamente solo hay dos cajeros atendiendo. Voy a tomar un
ticket para servicio al cliente para aquello de la reclamación, e iban por el
75, yo tome el turno 98, y esta es mi cara -__-
Decido
dar una vuelta por la plaza, quizás comer algo porque tengo las entrañas
bailando, me encuentro con un amigo que hacía tiempo no veía, charlamos un buen
rato, intercambiamos, números, entro a una tienda, gasto mi dinero en algo que quizás
no necesite, y después de más o menos 1 hora (Ya son las 7 y algo) vuelvo al
banco a ver si han avanzado algo. Si... en servicio al cliente, van por el
numero 79, y en la fila hacia las cajas ahora sale de la sucursal. Podría mi día
ponerse peor? Solo como recordatorio, nunca piensen o digan esa frase,
porque la respuesta es afirmativa. Si algo va mal, siempre puede ponerse peor más
seguro que la muerte.
Decido
irme, y zas! Mi carro no quiere encender. Después de mil revisiones, chequear
el motor, llamar a mi mecánico, y pasar al menos una hora buscando el problema,
se me había olvidado poner el carro en parking, por ende nunca iba a encender. Jejejeje!
Por fin
llego a mi casa, y para colmo, no hay electricidad y como no ha habido el día
completo no se llenaron los tinacos y la bomba está apagada, lo que significa,
no agua. Cansada, sudada, con hambre, y con sueño, y el humor de perros, me
tiro en la cama, y me quedo dormida así sin más.
Un día más
para tratar de conseguir el impuesto antes que se me acabe el tiempo. Decido
por fin sacrificar lo más sagrado de mi día, mi almuerzo. Tomo esta hora, bajo
al banco más cercano, y saben qué? solo me tomo 5 minutos comprar el condenado
impuesto, fue más la gasolina y el sudor que el tiempo comprándolo. Pero como
nada en este mundo puede ser perfecto, cuando voy a ver si la suerte se
prolonga y paso por aquel agradable sitio donde emiten los certificados de
buena conducta, la fila esta que sale hacia la calle. Que es lo que pasa en
este país y las filas, es que las personas no trabajan o tienen más nada que
hacer?
Bueno,
como es seguro, ya se me fue el tiempo para poder inscribirme en la
universidad, porque no pude conseguir la estúpida certificación a tiempo, solo
me queda tomarlo con calma (aunque a estas alturas no conozca a esa señora), buscar
la certificación mas adelante y esperar al próximo periodo.
Solo
tengo una pregunta, bueno quizás varias:
*Porque
es necesario una carta de buena conducta para poder estudiar?
*Si
tienes un record, por lo que sea, no se te permite tratar de mejorarte por
medio de los estudios?
*Es que
si cometiste un error en el pasado no tienes derecho a ser un poco mejor?
*O es
que los criminales estudiados, aquellos que ocupan esos puestos tan importante
en la sociedad y que roban día y noche mediante leyes, quieren mantener a los demás
estúpidos para poder ellos solo tener acceso a la mina de oro que es la
sociedad?
Solo
pregunto....
Ahora quien escribe es el
creador de este humilde blog , le respondería a mi amiga que esas preguntas no
tienen respuestas o tienen y nos hacemos los locos; pero es así como no quieren
tener, amarrados sin tener posibilidad de abrir los ojos hacia un futuro más
promisorio; para todo lo demás existe este blog para desahogarnos, curarnos
entre nosotros mismos y porque no echar una que otra carcajada para soltar un
poquito el estrés.