miércoles, 23 de noviembre de 2011

Detrás del Marbete Perdido. (El principio)


Comenzamos lo que espero que sea una saga llena de jocosidad con la viuda que se ha puesto para ustedes querid@s lectores. La siguiente narración es contada por ella misma, presten atención para que aprendan porque no se puede dejar las cosas para último.

Salgo de mi casa a las 9 am, rumbo a donde mi madre para buscar el dinero prestado porque el banco no me ha devuelto mi bien ganado salario. Llego y me entregan una humilde suma de… (Dejémoslo así), para los que no lo saben mi ubicación residencial se encuentra por la Av. España y mi querida madre vive en ciudad nueva, entonces mi primer carrito publico de la mañana (5 esquinas para abajo, a pies).

De camino para el parque independencia me doy cuenta de que deje los papeles en la casa (un éxito que vaya a sacar el marbete perdido sin la placa), no me queda de otra que devolverme, en el segundo carro publico del día ya esta resonando una bachata (cabe decir que no soy para nada amante de ese género musical) pero ya me estoy aprendiendo las canciones del “duro de la bachata”.

Vuelvo a mi casa, y como hay una construcción atrás ya los haitianos que me han visto pasar no encuentran que decirme, son tres porque antes de tomar el primer carro publico fui al colmado (me vocean), salgo del colmado para mi casa (repetición) y cuando salgo a tomar el carro público (secuela), entonces esta vez se quedan pensando que decirme.

Tomo mis documentos y me dirijo nuevamente en búsqueda del marbete perdido. En el transcurso llamo al coronel (mi padre) para pedirle asistencia en localizar la oficina más cercana y menos concurrida, me dice que me vaya a la casa de él y que lo espera allá que ya casi sale del trabajo para que nos juntemos  y vayamos a sacarlo porque el también necesita el suyo.

Accedo y tomo mi tercer carrito publico con mas bachata (si el duro de la bachata) y ya va subiendo las horas siendo las 11 am, de paso cabe destacar que mi padre vive por los lados de la feria, pero en el carro que voy para el parque el genio del chofer se decide a desviarse por la Jacinto de la concha, y es donde me doy cuenta y presto más atención a mis alrededores notando lo pintoresca que es mi cuidad algo que he olvidado, y me hubiese gustado que se mantuviera en el olvido por más tiempo, en este punto no quiero que me mal interpreten, no soy elitista para nada, solo que me gusta el confort que mi dinero puede pagar, dígase mi carro. El hecho es que vi una fábrica de hacer cajas de muertos, y al lado se encuentra una floristería, a lo que me llega a la mente: “bien pensando”.

Llego al parque rezando no encontrarme con un “ex” que trabaja cerca (si otro ex) quien me boto cual billete de lotería pelado, dejándome completamente al olvido, y dándome la excusa más vieja del mundo o al menos la más utilizada por ellos: “no eres tú, soy yo”, necesito tiempo para averiguar cómo me siento en esta relación; afortunadamente para mí el universo escucho mis plegarias y no me tope con ese individuo.

Abordo otro carrito público (con mas bachata) que dice ir hasta la feria decide quedarse a medio camino por insuficiencia de pasajeros; en el quito carrito publico con otra selección de bachata (no sabía quién cantaba) parece ser que los de la ruta se ponen de acuerdo para escuchar lo mismo en secuencia; sigue subiendo las horas y ya empieza a sentirse el estomago. Llego donde el coronel, y para variar aun no está en la casa.

Mi madrasta es lo suficientemente amable para entretenerme y me brinda que comer (un sancocho en su punto más ardiente, con el calor que hacia); a eso de las 1pm el coronel se acuerda de mi existencia y me llama para decirme que se le presento un asunto de carácter de urgencia en la Secretaría (FF.AA), que ya casi salgo para allá. Para aquellos que conocen muy de cerca al coronel saben que sus ya “casi voy” significan que le de una hora más contando que las oficinas de DGII cierran a las 4pm.

A eso de las 2:15 pm hace su entrada por la puerta principal el coronel pero aun tiene que bañarse y comer pero afortunadamente lo hace rápido y media hora más tarde vamos saliendo, antes de ponernos en marcha me pregunta a que oficina vamos le digo que un amet me había dicho que fuera a la sucursal de la bolívar o a cualquiera que tuviera un departamento de vehículos, entonces nos dirigimos Lincoln arriba.

Al parecer el cansancio le ataco porque en vez de doblar en la bolívar sigue derecho hacia la 27 de Febrero diciéndome mejor vamos hacia la principal (acuérdense que son casi las 3 y el tiempo arriba), luego de tomar par de atajos llegamos a la principal pero nos dicen que tenemos que ir a la oficina de la bolívar ubicada después de la Lincoln y ante de la Churchill, una belleza porque estamos en conteo regresivo queda menos de una hora para el cierre.

Salimos y llegamos 30 minutos antes del cierre como el coronel estaba vestido de militar se salta la fila para hablar con un comandante en la oficina, yo que voy detrás me atraso unos pasos y cuando voy a entrar en la oficina, el oficial de la puerta me la cierra en las narices y me mira mal, le explico que ando con el coronel y me hace caso omiso hasta que el coronel le ordena que lo deje pasar y por la cara que puso mi padre al decirle eso hizo que el oficial se pusiera pálido (habrá pensando que se metió en problemas) yo en mi mente le saque la lengua y me burle.

El encargado de la oficina que tiene rango de teniente de la policía muy amablemente nos explica, luego de hacernos algunas preguntas de lugar nos informa que a los vehículos presentar el atraso debemos de llevar dos copias de la matricula (yo solo andaba con una), me dice que volviera al otro día temprano y que lo procurara a él para hacer los trámites de lugar (tráfico de influencias), al menos salí con medio asunto resuelto.

Me aprovecho de que el coronel va para la academia naval y vengo en bola para mi casa, gracias a Dios que no me toco coger otro carro público, se me habría hecho difícil con mi enana arriba y también me ahorre escuchar otro canción de bachata; pero más allá de que mi día terminara recibo un mensaje al celular de parte del banco diciéndome que ya me repusieron el dinero pero que tenía que dirigirme otra vez al banco a sacar otro nuevo plástico.

Retomando este escritor la palabra cabe decir que más cosas de ahí no pudo pasarle a esta dama pero si puedo decir que al momento de redactar este capítulo la joven anda rodando por las calles de la cuidad a pies (si tomando carros públicos) terminando de buscar el marbete perdido, teniendo que ir al banco y participar en una marcha que organiza la Secretaría de la Mujer en contra de la Violencia contra La Mujer. Ya veremos qué le pasa… así que atentos.

1 comentario:

  1. Dejare de quejarme por lo q me ha tocado... Lo admito, no es nada. Jejejeje

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